Señor Cura Párroco, Hermano mayor, hermanos mayores de las distintas cofradías, hermanos todos:

Bueno pues ya estamos aquí, y como lo prometido es deuda, vengo a cumplir con lo dicho el año pasado. Como podéis ver no fueron palabras que se llevase el viento, porque sabía lo que decía. Y no era si no lo que me dicto mi corazón, no me pude contener.

Era yo pero no lo era, eran mis nervios del momento y a la vez una paz interior increíble, de que sabía lo que estaba diciendo.

“No vayáis a buscar a nadie para el año que viene porque esto os lo voy hacer yo”

Pasado un tiempo se me olvido lo dicho, creo yo que como a todo ser humano. Pero una noche del mes de diciembre, justo antes de navidades, del día no me acuerdo, del sueño perfectamente.

 Entrando en la iglesia como solíamos hacerlo los domingo por la mañana, cuando veníamos de las Torres de limpiar el nicho de mi abuelo y de demás familiares:  “que tiempos aquellos”

Mientras ella se sentaba en un banco a rezar yo me ponía a dar vueltas mirando las imágenes de un lado para otro como cualquier niño de ocho o nueve años, por ahí andaría la cosa.

Recuerdo que me ponía frente a el y me quedaba mirándolo de arriba abajo, de un lado para el otro haber si conseguía encontrar respuestas a porque no salía en procesión.

“…Abuela ¿Por qué no sale el cristo de la columna en procesión?…”

Porque esta roto, me contestaba mientras seguía rezando. Me iba y lo miraba otra vez. Y nada vuelta a empezar.

“…Pero si es muy bonito, al de Málaga le cantan y tó, que yo lo he visto por la tele…”

Y mientras nos marchábamos me volvía a decir:

“…No te lo he dicho ya un montón de veces se cayó o yo no sé que le paso, pero está roto y de ahí no se puede mover…”

La primera vez que nos pusimos la túnica fui con mi niño a que nos viera y me dijo desde chico ya te gustaba … y ella fue la que me recordó esto.

Y os lo he contado porque ella fue la que se apareció en mi sueño y sé que hoy estará aquí conmigo para que esto me salga lo mejor posible.

Como todo sabemos el pasado diez de febrero dio comienzo con la imposición de la ceniza una nueva cuaresma.

La cual nos dice que faltan cuarenta días para nuestra semana mayor. Semana de Pasión.

Como todos sabéis de un tiempo para atrás no puedo disfrutar de la Cuaresma ni de nuestra Semana Santa como yo quisiera, echo de menos tantas cosas y tantos ratos, que solo yo sé lo que me entra por dentro cuando llegan estos días.

Porque a mí me gustaba ayudar en lo que podía y sabía hacer y si no me bastaba con estar allí y disfrutar del momento.  Que impotencia más grande cuando veo de pasar a unos y a otros sea cual sea hermandad o cofradía para realizar las tareas propias de estos días atrás, limpieza de enceres, arreglos de trono, que si falta un tornillo, una bombilla, un sinfín de cosas que hasta la más insignificante debe de estar lista.

Son tantos los recuerdos, las anécdotas las experiencias vividas, que se hace duro de olvidar. Y  más si lo tienes que recordar cada año.

Pero la vida es así, que le vamos hacer.

Pero menos mal que aun puedo realizar, no se por cuánto, mi estación de penitencia. Esa que realizaremos dentro de unas horas. y de la cual me siento orgulloso de formar parte.

Hay que ver cómo pasa el tiempo, hace ya unos doce años del primer Vía+crucis, si la memoria no me falla.

Y doce años que vino al mundo mi joven “cirineo “ Ese que mientras dábamos la vuela a la plaza nos contemplaba desde se carrito. El mismo que un año o dos mas tardes, no se tenía ni en pie pero tenía que llevar en una mano la vela, y en la otra la corneta. Al cual con ocho años tuvo su tío que hacerle una cruz para salir junto a mí. De donde no se ha separado. Dice que él también quiere llevar la cruz

 Cruz que hoy me has dejado sin palabras.

Todos sabemos el por qué hoy ha amanecido lloviendo. Os pido perdón porque las palabras que tenía preparas se me han ido para el cielo. Todo pensado y escrito pero no soy lo bastante fuerte para leerlas.

Aunque no me creáis su hermana y mucho más su sobrina ROCIO eran las que me ayudaban sin saberlo. Pero lo siento no puedo.

Es más Hermano mayor, de ti me quería despedir como te mereces, pero tú sabes bien que no puedo. Así que sin más daros las gracias y desearos que paséis una buena Semana Santa.

Javier Díaz Ocaña

19 marzo 2016

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