Los que hemos tenido la suerte de ser voz oficial de nuestra devoción más arraigada en el Pregón de la Semana Santa de Álora, hemos tenido sensaciones contradictorias conforme llegaba el gran día. Por un lado, la devoción de nuestros amores y por otro, la trasmisión a los oyentes de algo tan intenso como nuestra concepción de cada salida procesional y cada rincón de la Álora cofrade que ya notamos transformada en estas fechas.

Este año el Pregón ha sido especial para mi. Además de reiterar a la Hermandad de Dolores la felicitación por la elección, no puedo dejar pasar la ocasión de hacer constar en nombre la Archicofradía nuestra más sincera felicitación a Tomás Suárez Fernández. Algunos de los que leáis esta reseña sabéis que con Tomy, no puedo ser objetivo, no solo nos unen lazos casi de sangre, sino que he sido testigo desde la niñez de mucho bueno recibido, no de sus palabras del viernes pasado, sino de toda una vida al servicio de los demás.

Su Pregón estuvo fundamentado en el Evangelio de San Marcos, en el cual nos invitaba a contrastar nuestra vida humana con la Vida Espiritual. Fueron muchos los interrogantes que se desprendieron de su crónica de forma que sirvió a los testigos presenciales para analizar la vida personal y meditar sobre nuestro ser cofrade.

Nos invitó a vivir nuestra propia Pasión teniendo como telón de fondo las distintas escenas iconográficas de nuestra Semana Santa Aloreña. Hizo alusión a los momentos en los que con gozo aclamamos al Señor en nuestra vida (Pollinica), cuando queremos rechazar el cáliz amargo del sufrimiento (Huerto), cuando contemplamos inertes el sufrimiento en los demás (Columna), el momento en el que Dios a través de la kénosis baja a la realidad humana y se hace Hombre entre los hombres (Nazareno y Estudiantes),  en el que nos desorientamos en el camino y perdemos a Dios y aparecen otros san juanes para indicarnos el camino cierto ; nos arropó con la ternura de la Virgen cuyo único consuelo es el humano plasmado en su pañuelo y el divino en el rosario (Dolores).

Reflexionó  sobre la muerte (Sepulcro) ,el refugio que encontramos mirando a la Virgen en la desolación (Ánimas) y la Soledad de una Madre que invita a acompañar a aquellos que viven el dolor. Culminó el Pregón ensalzando la Resurrección como sentido último de nuestra existencia y agradeciendo, no solo a los allí presentes el haberlo acompañado sino al sacerdote don Francisco Ruiz Salinas (qpde), a la Señorita Laura (RIP) y a los archicofrades que le sirvieron de ejemplo desde que fue niño, de los cuales hizo hincapié que fueron maestros para él porque cuando les faltaron las fuerzas pusieron un inmenso amor en aquello que querían llevar adelante.

Amigo Tomy, toda una lección magistral de saber espiritual, vocacional que nos sirve para estar expectantes a que Jesús Resucitado viene cada día a nuestra vida, tengamos siempre las puertas abiertas a su voluntad.

Francisco Lucas Carrasco Bootello

Comunicación - Archicofradía de las Torres

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