Fecha publicación en la web: 12/04/2019 | 1.020 Visitas
José, falleció el Domingo de Ramos, 12 de abril de 1981.
Hoy es Pepito Segura el que ocupa nuestra columna «jesuita» donde los haya. Impulsivo, nervioso, entregado a su Hermandad y que se transformaba cuando dirigía la ceremonia de la «Despedía». No en balde han dicho siempre todos -de Jesús y de Dolores, que como Pepe no lo hacía nadie. Yo creo que a pesar de los miles de personas que gritaban en la plaza, la música, los vítores…. él no escuchaba nada, solamente pendiente de los tronos y de su cometido.
Segura fue desde siempre un gran puntal en la Hermandad y aunque no llegó a ser Hermano Mayor -que méritos le sobraban siempre estuvo entre – los que dirigían y organizaban.
A él, junto a Antonio Garcia, le debemos aquella vez primera que los «Paracas» entraron desfilando Callejón abajo el Jueves Santo dejando asombrados a todos. Solamente ellos supieron la mano izquierda, la labia, que esto les costó, pero lo consiguieron y gracias a Dios todavía perdura. Ambos, Pepe y Antonio como tantos otros – de los mejores, marcharon con Nuestro Padre y desde allí les pedimos que velen por nosotros para que continuemos su labor y sigamos las huellas que ellos no mercaron.
Solicitamos a Jose Antonio Segura, su hijo, que él nos escribiera este artículo dedicado a su padre, cosa difícil pare un hijo, pero aceptó y a continuación exponemos lo que nos dice:
Durante una época del año siempre me hacia la misma pregunta: ¿qué le ocurre a mi padre?, Aquel hombre tan cariñoso y preocupado por los suyos se transformaba, todo lo que más amaba pasada a un segundo lugar, parecía trasladarse a otra realidad. La cita con su Señor de las Torres, le dotada de un entusiasmo desbordante, pero en una única dirección: su Cristo.
¿Qué sentiría cuando se encontraba con Él Jueves Santo? ¡Era tan feliz en su nueva realidad…! Luego llegaba el día culminante con su cita con Jesús, se disponía a dirigir la «Despedía»: la transformación era total; como presintiendo su adiós hasta la nueva cita vivía los momentos más intensos de su vida.
Suponían tanto para él aquellas fiestas, que fueron estas cuando decidieron una cita eterna y no postponerla de año en año. El próximo Viernes Santo ha bran transcurrido nueve a los de su cita diaria con su padre, aquel que tan intensamente le transformaba.
¡Que feliz debe sentirse de estar junto a ÉL…!
Espero que junto a nuestro Señor de las Torres nos iluminen y nos llenen de bondad y amor,
¡Gracias Padre Nuestro!
Jose Antonio Segura Zamudio
Revista Nazareno de las Torres, año 1989